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LA MÚSICA CRIOLLA LIMEÑA PERDURA EN MEDIO DE LO TRADICIONAL Y LO VANGUARDISTA
[hr height=»30″ style=»default» line=»default» themecolor=»1″] justify no-repeat;left top;; auto Parrafo 1
Leslie A. Galván
Colaboradora
left no-repeat;left top;; auto Parrafo 1 Las mesas y las sillas de madera inestables, las dos guitarras delante del cartel de Felipe Pinglo Alva y los cuadros de músicos criollos peruanos susurran agonizantes la palabra jarana en la segunda sede del Centro Social Musical Barrios Altos. Un grupo de criollos, amantes del vals, la marinera, la polca y el festejo, beben cerveza buscando humectar las cuerdas vocales que Dios les regaló. El Payador, el himno del distrito que fue semillero de la música criolla desde el siglo XIX, es el nombre de la canción que entonan.
Al ritmo de dos cucharas de plata que chocan entre sí en la mano de uno de ellos, los bohemios rememoran la composición de Luis Deán Echevarría. Una polca que dice así:
justify no-repeat;left top;; auto El payador me llaman / De los Barrios Altos / Por mí nunca ha pasado / Pena ni dolor». Parrafo 2 En una publicación web de la Asociación Peruana de Autores y Compositores (APDAYC), un hombre anota un rumor: que la pluma de Echevarría describe el encuentro entre un carpintero con su barrio de nacimiento. Mito o no, como muchos textos musicales criollos, cada estrofa esboza un pasaje biográfico.
“¿Y ustedes también componen?”, pronunció mientras veía sus rostros extasiados por los recuerdos. Con una sonrisa de hoyuelo en la mejilla, el cantor Oswaldo Reyes aprovecha el silencio de sus amigos José Cossio y Víctor Isasi para declamar una composición que escribió a la dueña de su vida. justify no-repeat;left top;; auto Ya no se puede contigo / No sé qué voy a hacer / Si eres un pobre ser / Te lo digo, / como amigo / Escucha, pues, mi consejo / Te lo digo con franqueza. / Por ser tan ambiciosa ya, / tu amor no me interesa. / De cambiar de coche cada mes, / de tu caprichito de mujer, / voy a convertirme en un ladrón, / solo te podré satisfacer, / lo que me cuesta tu amor». AUDIO 1
center no-repeat;left top;; auto Parrafo 3 Víctor Isasi, el administrador del centro cultural barrioaltino, es arequipeño, pero habla de Lima como un limeño. Sabe tanto de quintas, callejones y canciones más que la mayoría de las personas en esta ciudad. Entre risas que avivan la conversación, Víctor deja su asiento para ir a servirse otro vaso de cerveza. Bastante picaresco y con ojos achispados, interrumpe de pronto la conversación en voz alta: “¡1944!”, año en que Manuel Prado Ugarteche promulgó el Día de la Canción Criolla.
Si Víctor pudiera regresar a 1904 y cruzar el puente virreinal sobre el río Rímac, se uniría a una fiesta por el barrio de Eduardo Montes y César Manrique, los padres del criollismo. “Y ser esclavo / y ser esclavo de un vil señor”, entonarían los tres amantes de la guitarra y el cajón, recordando aquel vals que contaba la historia de un esclavo nacido en Magdalena. Bien vestidos de terno oscuro, pasarían horas de tertulia sin saber que, en un futuro, formarían parte de la Guardia Vieja, la primera generación musical criolla entre 1895 y 1930.
“Esa es la Guardia Vieja de antaño… porque también existe la Guardia Vieja de los años siguientes, hasta en el 2020”, réplica por el teléfono Don Elías Arana, un jubilado pensionista que vivió en Barrios Altos hasta 1962, cuando aún subía y bajaba el funicular de Barranco. Con setenta y ocho años y metro noventa de altura, este cultor de la música criolla ha formado una teoría personal. Según Elías, Felipe Pinglo Alva, Alcides Carreño, Yolanda Matos, entre otros cantantes y compositores, que lanzaron canciones criollas de estreno a inicios del siglo XX, son de las primeras camadas de cultores musicales criollos, pero no la última, pues argumenta que hay una Guardia Vieja en cada generación.
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center Parrafo 4 Más que una etapa cronológica en la historia, la Guardia Vieja era realmente, de acuerdo con la explicación que da José Antonio Lloréns en su libro
“Música popular en Lima: criollos y andinos”, un grupo de compositores anterior a la generación de Pinglo. La mayoría eran obreros y artesanos sin técnica ni formación musical, que reproducían los temas que escuchaban en las actividades sociales del momento —circos, funciones de zarzuela, paseos campestres y demás—. Estos nutrían sus composiciones de la moda foránea, como el waltz vienés, la jota española, la mazurca polaca y hasta la música afroperuana de la región en aquellas temporadas.
Después de 140 años de música criolla, aún hay espacios culturales criollisimos que rescatan aquellas canciones perdidas en el andar de las generaciones. Elías Arana me abrió el portón del santuario limeño de protección de aquellas canciones criollas escondidas en el devenir de las décadas, La Catedral del Criollismo. Aquí, la juventud y veteranía, a pesar de vivir una pandemia, no descansa de sus jornadas musicales ni un solo viernes por la noche. justify no-repeat;left top;; auto dots default justify no-repeat;left top;; auto Parrafo 5 Elías dijo que ingrese a la reunión por Zoom desde las 5 p.m. y me recomendó que ejercitara la voz, porque este encuentro duraría más de dos horas. Años anteriores, las más de 500 reuniones presenciales de La Catedral del Criollismo duraban hasta el amanecer.
Al cabo de unos segundos, de espera, inicia la tertulia online. Ricardo Martínez, el maestro de la ceremonia número 21 de La Catedral, da la bienvenida “a todos los jóvenes que quieren rescatar la idiosincrasia e identidad nuestra, como lo es la música criolla”. Viejos y jóvenes románticos preparan las uñas para tocar las cuerdas de la guitarra, se sirven un vaso de pisco o prenden un cigarro. Mientras miro a este grupo selecto de maestros criollos, el ambiente, que se tornaba algo silencioso y tímido por la presencia de una nueva visitante, de pronto se rompe con unas cuantas carcajadas que Ricardo deja escapar. justify no-repeat;left top;; auto Acá hacemos reuniones con traje. Cada uno dice: ‘yo traje pisco, yo traje gaseosa, yo traje chizitos’. Esas son las reuniones con traje. Parrafo 6 Como iluminado por luces de gala, el anfitrión presenta al distinguido maestro Wendor Salgado, un hombre de 79 años a quien sus hijas le prohibieron convocar reuniones semanales en su casa, la sede de La Catedral, porque pertenece a la población vulnerable al coronavirus. Pero no importa, las reuniones de la escuela casera formalizada como “sin fines de lucro” continúa el conteo de las coplas registradas con la voz de los cantores, las sesiones grabadas y la asistencia.
Ricardo pide a Elías Arana que mencione la fecha —viernes 23 de octubre del año 2020— y Wendor espera su turno para improvisar el tono de alguna canción criolla tradicional, de Pinglo o de algún grande de la Guardia Vieja. En tanto, los cantores responden a la melodía del guitarrista como mejor pueden, no importa si se equivocan, pues el objetivo se cumple: la copla queda grabada para el estudio de las próximas generaciones.
justify no-repeat;left top;; auto 3wpv4Vz28KU Parrafo 7 En su libro “Recopilaciones de la obra del maestro Felipe Pinglo Alva”, Elías Arana rescata un estudio de la música pinglista frase por frase, compás por compás. Siete canciones del disco recopilatorio de Pinglo son composiciones de one step, un ritmo europeo que el músico escribió a su estilo —al criollo—. Otras dos, Seducción y Llegó el invierno, son letras de foxtrot también compuestas por el artista. justify no-repeat;left top;; auto AUDIO 2
center no-repeat;left top;; auto Parrafo 8 Al igual que Pinglo componiendo one step y foxtrot, ritmos extranjeros que posteriormente se confundiría con polcas por otros compositores, las generaciones de músicos de hoy también se enamoran de otros estilos. En el World Music, el género contemporáneo que tiene como bandera la diversidad cultural, los artistas toman lo que está a la mano para atraer al público con sus productos musicales.
Le cantante no binaria Eme pública 12 temas de su primera producción discográfica en Youtube con tangos, valses, huaynos y hasta zamba argentina. Además, convoca eventualmente a noches de peña por su cuenta de Instagram. Grupos como Criollosax y NovaLima crearon versiones de canciones criollas y afroperuanas incorporando instrumentos como el saxofón y lanzándolas en género electrónico. justify no-repeat;left top;; auto Parrafo 9 A las canciones de Chabuca Granda, una de las más importantes cantantes criollas, también le han reversionados sus temas. Cardo o Ceniza, una composición de 1977, tiene múltiples versiones diferentes de la versión original. En honor al centenario del nacimiento de Chabuca Granda, la cantante huancaína Ruby Palomino interpreta Cardo o Ceniza en versión rock. Documental Sigo Siendo de Javier Corcuera: Sara Van, sin alejarse mucho, incorpora al landó el contrabajo. Es bastante curioso, porque las piezas musicales de Chabuca Granda, en su época, eran versiones contrarias a lo que era considerado “puro”. Aun así, Chabuca Granda hoy es parte de lo criollo tradicional. justify no-repeat;left top;; auto gm40b21-89w DoloCGzw0pI “La música podría estancarse y tal vez extinguirse cuando no pasa a la siguiente generación, pero la siguiente generación tiene diferentes influencias y formas de tocar y concebir. Emocionalmente, ellos se conectan diferente con la música. Y nuestras generaciones pasadas se conectaban de otra manera con la música”, sostiene Larissa Sánchez, cantaora de flamenco y estilo criollo, y profesora de canto en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). link 2 center no-repeat;left top;; auto Parrafo 11 Larissa ve a sus alumnos crecer mediante la creación de producciones criollas en el curso de música peruana que dicta. En contadas ocasiones, queda perpleja al observar el rostro temeroso de algunos alumnos. “Que no suene criollo, que no suene a vals”, le dicen.
En los años cincuenta, en una Lima menos poblada, las personas reconocían en la música su identidad cultural. “El día de hoy no tanto”, comenta el musicólogo de la PUCP Fred Rohner. Chabuca Granda, Óscar Avilés, Los Embajadores Criollos, el Zambo Cavero, entre otras imágenes famosas de la segunda mitad del siglo XX, son personajes emblemáticos, sí. Sin embargo, es también la influencia que reencarna la sensibilidad de la época dorada de la radio, impulsora del boom de los artistas criollos y el mercado de los sellos discográficos que apostaban por estas figuras musicales. La música criolla era, por esencia, mas no por obligación, una moda. Hoy el panorama es distinto.
De acuerdo con un estudio del Instituto de Estudios Peruanos del 2019, un 49% de jóvenes entre los 18 y 24 años se considera frecuente consumista de distintos géneros musicales. El 21% prefiere la salsa, el 18% la cumbia y el 13% el huayno.
Óscar Avilés Jr., hijo de la primera guitarra del Perú, marca un dicho inquebrantable. justify no-repeat;left top;; auto Por qué quitarle la pureza a algo que debe mantenerse puro… Alguna vez el compositor Mario Cavagnaro dijo: ‘la fusión trae confusión’. Parrafo 12 Dotado de una tradición que viene de la familia Avilés, Óscar Jr. sostiene tajante que las llamadas fusiones no tienen larga vida, no como un vals, marinera o polca estrenada en el siglo anterior. justify no-repeat;left top;; auto La música peruana fusionada puede interesar en algún momento a alguien, pero no es lo puro. Y eso no va a tener mucho tiempo de vida. No lo veremos ahorita, pero te acordarás de mis palabras.
center Oscar Avilés con su padre Oscar Avilés con su padre Parrafo 13 Para Mónica Contreras, antropóloga e investigadora de los escenarios criollos en Lima, la incorporación de instrumentos y las distintas versiones dentro de la música tradicional están presentes en la música criolla desde sus inicios. Con mucho respeto, se ha dedicado a explorar de cerca las escenas culturales del criollismo actual. justify no-repeat;left top;; auto La música criolla de hoy no es la música criolla de hace 100 años. Parrafo 14 Mónica ha bebido y cantado junto a las maestras y maestros musicales contemporáneos en varios lugares en Lima. Ella cuenta que cada ritual marca una dinámica única y, de querer ser parte del círculo social, quien lo busque tendría que encontrar su lugar criollo idóneo, que más se acomode a su gusto. Puede ser una peña comercial o un centro musical criollo, donde pueda o no haber costo de ingreso. En Lima, existen espacios musicales criollos en distritos como Barranco, Pueblo Libre, Magdalena, Callao, Los Olivos, Carabayllo, Rímac, y muchos más. justify no-repeat;left top;; auto Parrafo 15 ¿Necesitamos una Chabuca Granda que resurja? ¿Otro éxito como Contigo Perú o Lima Bruja? ¿O dejar que las nuevas generaciones corran el riesgo? justify no-repeat;left top;; auto Parrafo 16 Hay letras que, con el tiempo, se perdieron en las llamadas fusiones. En Negra presuntuosa, Andrés Soto apuntó los versos: justify no-repeat;left top;; auto Que algo de ti se ha escondido / Entre tu talle y mi alma”. Parrafo 17 En la versión de Susana Baca, se escucha: justify no-repeat;left top;; auto Entre tu calle y mi alma. Parrafo 18 Hay un ojo entreabierto que nos da razón de algo y avisa que los compositores o cantantes querían preservar la sustancia de su obra maestra. Si no fuera por el esfuerzo innato de La Catedral del Criollismo o la presencia de diversos centros musicales en los distritos limeños… ¿Qué sería de la canción criolla hoy? justify no-repeat;left top;; auto
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