Rosalía vuelve a sorprender. La cantante, compositora y productora ganadora del GRAMMY® ha estrenado su cuarto álbum de estudio, LUX, bajo el sello Columbia Records. Un disco que no solo marca un nuevo capítulo en su carrera, sino que redefine su forma de entender la música.
Desde los primeros acordes se percibe que LUX es distinto. Es más introspectivo, más emocional, más arriesgado. Es Rosalía mirando hacia adentro, experimentando con una orquesta, jugando con los silencios, con la espiritualidad y con la vulnerabilidad.
A estas alturas, nadie duda de que Rosalía es una de las artistas más transformadoras de su generación. Con El Mal Querer, revolucionó el flamenco y lo llevó a la cultura pop global. Ganó un GRAMMY y ocho Latin GRAMMYs, y con eso, abrió una puerta que nadie había cruzado antes.
Luego llegó MOTOMAMI (2022), un terremoto sonoro que escribió, interpretó y produjo casi por completo. Ese disco fue pura energía: libertad, contradicción y poder. Alcanzó el #1 global en Spotify y fue el más aclamado del año según Metacritic. Pero LUX no busca competir con eso. Va por otro camino.
Aquí, Rosalía suelta el freno y se sumerge en un terreno más cinematográfico. Un álbum que no se consume, sino que se habita.
LUX está construido como una obra en cuatro movimientos —MOV I al IV—, lo que ya adelanta que no estamos ante un álbum convencional. Grabado junto a la Orquesta Sinfónica de Londres y dirigido por Daníel Bjarnason, el disco respira grandeza y detalle en cada compás.
En las colaboraciones, Rosalía se rodea de mujeres que inspiran respeto: Björk, Carminho, Estrella Morente, Silvia Pérez Cruz, Yahritza… y además, suma las voces del Escolania de Montserrat, el Cor Cambra del Palau de la Música Catalana y el siempre enigmático Yves Tumor.
El resultado es una experiencia sonora inmersiva. Cuerdas, coros, texturas electrónicas y letras que se mueven entre lo místico y lo humano. No es un álbum hecho para las listas virales, sino para quienes disfrutan de sentarse, cerrar los ojos y dejarse llevar.
En LUX, Rosalía explora temas que tocan la piel: la espiritualidad, el dolor, la fe, la redención y el amor en todas sus formas. Hay momentos que parecen plegarias y otros que suenan a confesión. Es una obra que invita a detenerse, a escuchar de verdad.
Críticos internacionales lo describen como “una oferta de pop clásico vanguardista que atraviesa el género, el romance y la religión”. Y no exageran. El disco tiene esa energía de algo que trasciende modas.
Rosalía contó en una entrevista que fue “probablemente el álbum más exigente que he intentado hacer”. Se nota. En cada nota hay intención, y en cada silencio, una historia no dicha.
Rosalía presentó LUX en un evento íntimo en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), en su Barcelona natal. Fue un encuentro simbólico: su regreso a casa, frente a amigos y seguidores, rodeada de arte. La energía del momento reflejó el espíritu del disco: un equilibrio entre lo terrenal y lo divino.
Desde su lanzamiento, LUX ha recibido una ola de elogios. Los medios lo califican como un paso arriesgado, pero necesario. Un disco que se atreve a romper estructuras y que confirma su madurez artística.
Rosalía no solo lanza discos, crea universos. En paralelo a este lanzamiento, ha seguido consolidándose como ícono de moda y cultura. En la Met Gala 2025 deslumbró con un vestido de Balmain que acaparó titulares en Vogue, Harper’s Bazaar y Cosmopolitan. También fue rostro de la campaña de Calvin Klein otoño 2025 y embajadora global de New Balance.
Y como si fuera poco, prepara su debut como actriz en la tercera temporada de Euphoria, prevista para 2026.
LUX es más que un álbum. Es un testimonio de una artista que no teme cambiar de piel, que sigue empujando los límites de lo que significa hacer música pop. Rosalía demuestra, una vez más, que el arte no siempre busca agradar, sino conmover, inspirar y provocar preguntas.
En un mundo acelerado, LUX invita a pausar, respirar y escuchar con el corazón. Porque, al final, eso es lo que Rosalía siempre ha sabido hacer: convertir sus emociones en luz.
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